Víctor Peña Dacosta (Plasencia, 1985)

No soy nada: apenas lo que aparento
y, a veces, ni tan siquiera eso:
pura fachada sin sustancia
de esporádico escritor sin talento
que levanta sus días con gomina,
se calza la cara de ir al trabajo,
bebe un poco y toma alguna pastilla
para paliar pequeños dolores cotidianos.

Soy lo que soy: apenas algo,
una mancha que se oculta a las sombras,
un borracho que lee de vez en cuando.
Un tonto más entre tantos que siguen
con emoción la Liga y frialdad el telediario.

Otro hombre de mediana edad temprana
que hace tiempo emprendió la cuesta abajo.

No soy casi: insisto, existo si acaso.

Ya ni Facebook se altera
con mis golpes de estado.

La proximitat de l’edat en la qual se suposa que hem de despullar-nos d’una adolescència deslluïda i vestir-nos amb una maduresa que encara tiba a les costures sempre és motiu de trasbals. La trentena és moment de fer balanç de tot allò que se suposa que deixem enrere perquè a partir d’ara toca fer altres coses. A “La huida hacia delante” (Ediciones de la Isla de Siltolá, 2014), Víctor Peña Dacosta fa inventari del passat a través d’un jo poètic que mira enrere per saber com fugir cap a endavant.


Secció realitzada per la poeta Anna Garcia Garay

-Publicitat-